El 1 de septiembre de 1911 llega Forestier a Sevilla, con la intención de reconocer el terreno y acometer la tarea de transformar el jardín privado de los Montpensier en un gran parque público. El paisajista francés, que visita la Alhambra y el Generalife o los mismos jardines del Alcázar sevillano, que trabajará también en Marrakesh, ha aprendido la lección de los jardines hispanoárabes y tendrá muy presente que en estas latitudes el agua es un bien escaso, y que su presencia en el jardín ha de ser celebrada mediante fuentes o estanques, de los cuales el más monumental de todo el parque es éste llamado de los Lotos.
Ya existía en este área un estanque o alberca en el primitivo jardín de los Montpensier; de hecho encontramos en las cercanías el monumento a la Infanta María Luisa, en cuyo honor el parque lleva su nombre. No obstante, el aspecto actual de este gran espacio acuático se debe a Forestier. En su Cuaderno de dibujos y planos, hallamos una descripción de este rincón del parque: "una ligera depresión del terreno permitió construir un estanque rectangular para contener más nenúfares; el centro está ocupado por una isla adornada con un surtidor y parterres de flores. Este estanque está, en parte, enmarcado por un emparrado de rosas, madreselvas y de buganvillas." En dicho cuaderno pueden observarse esquemas de algunos de los elementos definitorios de este conjunto, como las pérgolas cubiertas de plantas trepadoras, así como la insistencia en adornar los estanques con lotos o nenúfares. Estas vistosas plantas generan delicados juegos cromáticos en la superficie del agua, recuerdo quizá del jardín de Guiverny perteneciente al impresionista Claude Monet, pintor admirado por Forestier.
El conjunto revela también otra influencia, antigua, que se combina con esta nueva: en el Cuaderno de Forestier aparece dibujado y analizado el Patio del Ciprés de la Sultana del Generalife, uno de esos entornos que suponen un verdadero canto al agua, distintivo de la tradición de los jardines hispanomusulmanes que inspiraron a Forestier para la realización en concreto de este espacio. La evocación del jardín andalusí está en general muy presente en todo el Parque de María Luisa, una tradición que Forestier actualiza con la intención de que la ciudadanía sevillana pueda percibir este parque como parte de su identidad y de este modo, como en un reflejo en el estanque, reconocerse en él.